Tras casi cuatro semanas de confinamiento, para algunos más para otros menos, nuestro estado de ánimo y nuestra salud mental pueden empezar a notar los efectos secundarios de la situación que acompaña al COVID19.
Por una parte, la incertidumbre que acompaña al COVID19 puede hacer que surjan muchas emociones en diferentes momentos y en diferentes intensidades:
- Puede hacer que surjan nuevas dudas o nuevas preocupaciones que hasta el momento ni nos habíamos planteado Ej: ¿estaré haciéndolo bien? ¿es normal tener días buenos y días malos? ¿me volveré “loco” por estar encerrado?, o que por el contrario esas nuevas preocupaciones se sumen a las que ya estaban y se vayan acumulando más y más preocupaciones Ej: ¿cogeré el coronavirus? ¿Cuánto tiempo más se alargará esta situación? ¿cómo pagaré las facturas si no puedo ir a trabajar? ¿cómo voy a salir adelante si tengo días buenos y días malos, y esto no se acaba? y esto nos lleve a estar en un estado de nerviosismo o ansiedad casi constante porque no podemos dejar de darle vueltas.
- Puede hacer que la nostalgia y la añoranza que supone el echar de menos salir de casa, quedar con los amigos, visitar a nuestros seres queridos, dar un paseo al aire libre, disfrutar de una cerveza bajo el sol en nuestro bar de siempre, ir a trabajar, ir a la universidad… se acentúe más y pueda llevarnos a tener un momento o un día de bajón, de estar tristes porque “echamos de menos…”, y no nos apetezca hacer nada de lo que habíamos planificado en ese día.
- Puede hacer que ante la impotencia de “no poder hacer nada” para que la situación cambie y nuestras preocupaciones se vayan, nos lleve a sentirnos confundidos y frustrados porque nos vemos en un laberinto sin salida.
Que aparezcan todas estas emociones, y muchas más, nos resulta desagradable… no nos gustan, son emociones negativas que no suelen hacen sentir mal, pero ¿esto es malo?… ¿no es normal sentirnos tristes, preocupados, confundidos, frustrados, nerviosos o irascibles? ¿Es que acaso tenemos que estar felices y contentos todos los días?
Las emociones, tanto agradables como desagradables, en su justa medida y sin desbordarse nos ayudan a enfrentarnos a las diferentes situaciones a las que nos tenemos que enfrentar día a día ¿acaso preocuparnos por una tarea no nos ha ayudado alguna vez a priorizar en nuestro trabajo lo prioritario y/o urgente? ¿acaso sentirnos confundidos no nos a ayudado a analizar la situación para así plantear un plan de acción? ¿acaso echar de menos a alguien no nos ha ayudado a dar el paso para retomar el contacto con esa persona?… entonces por qué ahora que estamos en una situación difícil no nos permitimos estar “mal” ¿por qué nos juzgamos por ello? ¿Por qué no hablamos de ello? ¿Por qué lo evitamos?
- Una de las claves de la regulación emocional esta en identificar cómo nos sentimos, entender porqué nos sentimos así y expresar esa emoción, porque de esta manera conseguiremos entender qué nos pasa.
- Y la otra es dosificar y ponernos en acción, es decir, hacer que esa emoción nos sirva de guía para así tomar cartas en el asunto.
- Hasta el momento no han parado de salir, tanto en la televisión como en redes sociales, tips y recomendaciones profesionales, todos ellos muy útiles e importantes para adaptarnos a esta nueva situación como, por ejemplo:
- Mantener nuestra rutina diaria: levantarnos a nuestra hora de siempre, asearnos, vestirnos y empezar con nuestro día respetando el tiempo de trabajo Ej: teletrabajo, elaborando plan de acción para afrontar esas preocupaciones que derivan del ámbito laboral, recuperar proyectos personales que dejamos abandonados o a medias y el tiempo en casa (tiempo para el autocuidado, la pareja y la familia).
- Dosificar las horas de información, ver las noticias 24h no es sinónimo de estar bien informado. Con ver un telediario o dos al día basta ¡STOP sobreinformación!
- Disfrutar el tiempo de ocio, esto incluye disfrutar de ir a hacer la compra, sacar el perro o tirar la basura.
- Mantener nuestras relaciones sociales virtualmente, se puede disfrutar de la compañía a pesar de la distancia ¿acaso no se te dibuja una sonrisa cuando hablas por teléfono o por Skype con familiares y amigos?
Es importante que los tengamos en cuenta, ya que forman parte de la segunda clave de la regulación emocional (ponernos en marcha)…pero si un día o en algún momento no llevamos a cabo todas las recomendaciones o sentimos que estamos en una montaña rusa emocional, no pasa nada, eso no significa que estemos perdiendo la cabeza, ni que lo estamos tirando todo por la borda… simplemente significa que necesitamos recordar la primera clave, permitirnos sentir esa emoción.
¡Recuerda que un proceso de adaptación es algo constante que se va amoldando al momento, al aquí y al ahora!
Si a pesar de tus esfuerzos ves que no sabes cómo usar tus herramientas, sientes que no puedes con ello tu solo, o que estas en modo “bloque o nublado” y necesitas que te echen una mano, recuerda que puedes pedir ayuda profesional y que estarán dispuestos ayudarte.
¡Ir al psicólogo no es estar loco, es preocuparte por tu salud mental y emocional! Así como vas al cardiólogo cuando te molesta o te preocupa el corazón, puedes ir al psicólogo cuando hay algo a nivel psicológico que te molesta o te preocupa.