Las navidades suelen ser una época del año que algunas personas viven con mucha ilusión, ya que vienen acompañadas de momentos muy agradables (reencuentros, ambiente cálido y amigable, bienvenidas…), mientras que otras con indiferencia, (no supone ninguna novedad o cambio en el ambiente), o incluso rechazo pues pueden ser sinónimo de momentos desagradables (ambientes tensos, discusiones o conflictos, pérdidas…).
En los tres casos las diferentes situaciones son totalmente válidas, ya que el cómo vivimos estas fechas, dependerá en parte de cómo hayan sido a lo largo de nuestra vida.
Ahora bien, a veces puede ocurrir que estas fechas coincidan con procesos migratorios de larga estancia (Ej: cambiar de país o ciudad de residencia), en los que podemos estar solxs o acompañadxs, además de no poder volver al lugar de origen.
Lo cual puede suponer un plus de dificultad, a la hora de afrontar estos días tan señalados a nivel social (lleves días, meses o años en ese nuevo país o ciudad) pues pueden darse situaciones tales como:
- No poder estar con tus seres queridxs.
- Que las tradiciones del lugar donde te encuentras sean muy diferentes a las de tu lugar de origen, y no puedas llevar a cabo las tuyas ya que no dispones de los recursos apropiados.
- Que no puedas elegir con quien las pasas esos días y te veas presionadx a estar con personas con la que no te llevas bien, o a ir a lugares a los que no quieres ir.
- Que no coincidas, en las llamadas o videollamadas, con tus seres queridos en los momentos “clave” por cambios horarios (Ej: nochevieja).
- Etc.
Pero también puede ocurrir que la migración sea un facilitador, ya que puede traer situaciones como:
- Conocer nuevas personas que empiecen a formar parte de tu círculo cercano.
- Aprender nuevas tradiciones que encajen más con tu forma de ver las cosas.
- Poder estar distanciadx de aquellas personas con las que no tienes una buena relación.
- Etc.
En ambos casos, supone una reconstrucción del cómo vivir dichas fechas, por tanto, es normal que eches en falta cositas de tus raíces y te sientas menos tú, más pérdidx y solx.
Quizá el quid de la cuestión está en conectar con la esencia de lo que suponen estas fechas para nosotrxs mismxs y poner el foco en:
Cómo queremos que sean nuestras navidades
En este proceso pueden ayudarte las siguientes preguntas:
- ¿Qué quiero hacer?
- ¿Cómo lo quiero hacer?
- ¿Dónde lo quiero hacer?
- ¿Cuándo lo quiero hacer?
- ¿Quiero compartirlo, o no?
- ¿Con quién lo quiero compartir?
- ¿Qué me gusta de aquí, que me gusta de allí?
Y así poco a poco, vas creando tus propias tradiciones, porque a veces “casa” es la mezcla de nuestro origen y ese nuevo hogar, estés donde estés.
Eso sí, no te olvides de la pregunta más importante:
Cuáles son las navidades que necesitamos
Pues, independientemente de donde estés, tus circunstancias pueden ir cambiando y por tanto tus necesidades también, lo cual a veces puede suponer cambios de última hora.